10 LUGARES PARA PASAR UNAS VACACIONES
Llega las Navidades, unos cuantos días en los
que decir adiós al trabajo, a la rutina diaria, a las tediosas obligaciones de
los quehaceres domésticos. Algunos, los más afortunados, pueden permitirse un
viajecito a la nieve, a alguna bella ciudad europea o al verano perpetuo de las
islas sureñas. Otros, asfixiados por la crisis, tienen que conformarse con su
tresillo como principal destino vacacional. Sin embargo,
incluso con el más austero de los planteamientos, es posible viajar a mundos
asombrosos, contemplar parajes de ensueño y descubrir maravillas capaces de
dejar con la boca abierta a cualquiera. ¿Cómo? Los más cursis dirán que
comprando un billete al país de la imaginación. Una opción no tan barata pero
con muchas más garantías de satisfacción es recurrir a la imaginación de
terceros, la de los artistas, escritores, guionistas y desarrolladores de
videojuegos que se han devanado los sesos para construir localizaciones
asombrosas, lugares que ya han pasado a formar parte de la cultura popular y
que cualquiera con un mínimo de espíritu viajero se moriría por visitar.
Isla Nublar
Sólo por el hecho de tratarse de una isla
tropical con densas selvas, dos ríos y espectaculares cascadas, ya merece la
pena visitar Nublar. Pero es que además, este enclave paradisíaco situado en
las cercanías de Costa Rica cuenta con un prodigio único en el mundo, un
zoológico conocido como Parque Jurásico que alberga dinosaurios reales,
resucitados gracias a la ingeniería genética. ¿Le gustaría contemplar la
majestuosidad de los gigantescos brachiosaurus, la velocidad de los gallimimus
corriendo en manada o la hora de la comida de los acongojantes
velocirraptores?, ¿Se ve capaz de mirar a los ojos al impresionante
Tyrannosaurus-Rex sin salir corriendo? Si su respuesta es afirmativa, este es
el lugar ideal para pasar sus vacaciones. Para que su estancia sea lo más
cómoda posible, el máximo responsable del proyecto, el señor John Hammond, no
ha reparado en gastos, tal y como podrá comprobar incluso en el centro de
visitantes (con su exposición de esqueletos, su pequeño laboratorio, una sala
de cine, una cafetería e incluso una tienda de merchandising). El recorrido por
el parque lo realizará a bordo de un vehículo eléctrico guiado por raíles que
le llevará de paseo por los recintos en los que se encuentran cada una de las
especies de dinosaurio. No tema, las instalaciones son seguras. Cada área está
rodeada por una valla electrificada con una carga de 10.000 voltios para
impedir que las criaturas escapen. Lo mejor: Los dinosaurios herbívoros. Lo
peor: Las tormentas tropicales, que puden inutilizar todo el sistema eléctrico
del parque. No olvide llevar: Una linterna, un rifle de dardos tranquilizantes
y un tablón para atrancar puertas (los velocirraptores han aprendido a
abrirlas)
Crucero en el Nautilus
Los cruceros convencionales están muy vistos y
además no son especialmente seguros, tal y como demostró el desafortunado
Titanic. ¿Para qué arriesgarse? Pruebe algo nuevo, un crucero en submarino, en
concreto, uno a bordo del imponente Nautilus comandado por el intrépido Capitán
Nemo. Con forma de pez vela, el Nautilus puede alcanzar velocidades de hasta 50
nudos (92,5 km/h) y, gracias a su capacidad como sumergible, está capacitado
para descender a profundidades superiores a los 11 kilómetros, lo que le
permitirá contemplar la asombrosa fauna y flora de los fondos oceánicos. Su
motor funciona mediante baterías eléctricas y posee un espolón triangular en la
parte frontal que le sirve de arma contra los barcos enemigos. Anímese a
realizar veinte mil leguas de viaje submarino, una travesía en la que no
faltarán emocionantes aventuras: monstruos abisales, tesoros ocultos, islas
misteriosas... Y, por supuesto, no olvide hacer una escala en la mítica
Atlántida, una gigantesca masa de tierra situada entre África y América que se
hundió hace milenios debido a un fuerte terremoto y un gran diluvio dando así
lugar al mayor reino submarino jamás conocido. Algunos dicen que de la
Atlántida sólo quedan ruinas, otros aseveran que allí se encuentra la
civilización más avanzada del planeta Tierra, liderada por un tal Namor según
unos y por un tal Aquaman según otros. ¿Se anima a descubrir quién tiene razón?
Lo mejor: Su cocina, especializada en deliciosos pescados y mariscos. Lo peor:
: El Capitán Nemo puede resultar frío y distante. No olvide llevar: Un arpón,
por si los krakens
El gran muro de hielo de Poniente
No son pocos los puntos de interés que pude
encontrar a lo largo y ancho de Poniente: el trono de hierro de Desembarco del
Rey, las panorámicas únicas de Nido de Águilas, la imponente Harrenhal, la
tosca e imposible Pyke... Pero un lugar destaca sobre todos ellos, el
gigantesco muro de hielo que separa los Siete Reinos de las salvajes e
inhóspitas tierras nevadas del norte. El Muro, construido con gigantescos
bloques de hielo, mide 483 Km de largo y unos 213 metros de alto. Se
levantó hace más de 8.000 años para proteger a las gentes del sur del
continente de las malvadas criaturas sobrenaturales del norte y, desde
entonces, ha sido vigilado por un grupo de defensa conocido como la Guardia de
la Noche. Si le gustan las aventuras extremas y no teme las bajas temperaturas,
olvídese de Alaska y olvídese de la Antártida, usted debe visitar el Muro.
Asómbrese al verlo por primera vez desde kilómetros de distancia, maravíllese
con el aspecto de este coloso helado desde su base y decídase a subir para
contemplar las tierras nevadas desde las alturas. La dificultad del reto la
elije usted: fácil, si sube en el elevador manual; normal, si prefiere la
escalera; o difícil, si se ve capaz de escalar el muro utilizando únicamente
martillo y estacas. También puede aprovechar la visita al Muro para recorrer
las fortificaciones construidas junto a él, diecinueve castillos, dieciséis de
ellos abandonados y sólo tres ocupados por la Guardia de la Noche: Torre
Sombría, en el extremo occidental, el Castillo Negro, hacia la mitad del muro,
y Guardiaoriente del Mar, en el borde Este. Lo mejor: Vistas espectaculares. Lo
peor: Frío intenso y caminantes blancos. No olvide llevar: Víveres, un buen
abrigo y un cuchillo de vidriagón.
El jardín de las delicias
A todo el mundo le tienta caer en el pecado,
pero hay quien piensa que nuestro mundo es mucho más purtitano de lo que la
mayoría apunta y agradecería algo más de libertinaje, al menos en su tiempo de
ocio. Si usted es una de estas personas, el jardín de las delicias es su
destino turístico ideal, un lugar con mucho más glamur que Cuba o Tailandia.
Antes de visitar el panel central de nuestro tríptico vacacional, puede hacer
una breve visita a la antesala del Edén, un paraje idílico, perfecto para los
amantes de la naturaleza pero sin demasiadas actividades a las que dedicar el
tiempo libre. Cuando se aburra —algo que con casi toda seguridad sucederá
pronto—, será hora de acceder a nuestra estancia estrella, el jardín. Antes de marcharse, tras sus días de esparcimiento, no
olvide salir por la ruta infernal, a mano derecha. Tras las quejas de algunos
turistas, que aseguran que este tramo final del viaje resulta demasiado
ardiente y tortuoso, estamos realizando obras de mejora en nuestras
instalaciones. Construiremos una bonita laguna, que habrá que cruzar en barca,
dividiremos la estancia en nueve círculos y pondremos un simpático can
tricéfalo en la entrada para que dé la bienvenida a los recién llegados. Lo
mejor: Diversión las 24 horas del día. Lo peor: No recomendable para familias
con niños. No olvide llevar: Una cámara de fotos, si quiere que sus amigos se
crean las anécdotas que les contará sobre el viaje.
Ruta por la Tierra Media
Tan vasta y hermosa es la Tierra Media que
resulta casi imposible recomendar una única localización. Por ese motivo le
proponemos un plan mochilero, al más puro estilo InterRaíl (cambiando trenes por
caballos), para que descubra las maravillas naturales y arquitectónicas de
estas tierras de espada y brujería. Comience su ruta en la tranquila Comarca,
conozca a los pequeños hobbits y disfrute con ellos de sus pacíficas
costumbres: comer, beber y fumar en pipa. En Hobbiton, uno de los pueblos más
antiguos de esta región puede contemplar los bellos smials, acogedoras casas
construidas bajo las colinas, con puertas circulares, estancias llenas de
curvas y numerosos túneles. En su viaje hacia el Este, debe hacer una parada
obligada en el camino para visitar Rivendel, un paradisíaco asentamiento elfo
en el que preciosas formas arquitectónicas se mezclan armónicamente con la
vegetación de la zona. Siga hacia al sur, recorriendo las Montañas Nubladas y
pasando junto al impresionante pico Caradhras. Tras varias jornadas de
viaje muy duras pero cargadas de experiencias, podrá disfrutar de las
maravillas meridionales. Entre los puntos de interés situados en el sur,
destacan Lothlórien, un reino élfico de árboles gigantescos; el círculo
fortificado de Isengard, con la torre de Orthanc en el centro; las verdes
praderas de Rohan, en las que puede practicar equitación; los Argonath, dos
gigantescas estatuas situadas en las márgenes del río Anduin; y Minas Tirith,
capital de Gondor, una ciudad dividida en siete niveles de altura delimitados
por grandes murallas blancas de piedra. En el centro del séptimo y último
círculo se alza la Torre de Ecthelion. En ese mismo piso también puede
contemplar el Árbol Blanco, símbolo de los Reyes de Gondor. Lo mejor: La
hospitalidad de los elfos. Lo peor: Las minas y cuevas abandonadas no son zonas
seguras de tránsito. No olvide llevar: Pan de lembas, una capa élfica, una cota
de malla de mithril y una espada mágica que brille cuando haya orcos en las
proximidades.
La isla de Perdidos
Puede que no le resulte fácil llegar a esta isla
situada en algún lugar remoto del Pacífico, ya que sus propiedades
sobrenaturales y su capacidad para desplazarse en el espacio y en el tiempo
dificultan en gran medida el acceso a la misma. Si quiere aumentar las
probabilidades de encontrarla, compre un billete para el vuelo 815 de Oceanic
Airlines. Una vez allí, no espere la comodidad de grandes complejos hoteleros.
En esta isla vivirá una experiencia cien por cien aventurera, acampando por las
noches en pleno bosque o en la playa y descubriendo cada día nuevas y
misteriosas localizaciones que tentarán su curiosidad y pondrán a prueba su
capacidad de deducción. Evite las trampas mortales, busque recursos para
sobrevivir y, sobre todo, haga buenos amigos (le harán falta), ya que, aunque
la isla parezca desierta, en realidad está más poblada que Times Square en
Navidad. ¿Una torre de radio, una escotilla, la iniciativa Dharma, una
secuencia de números recurrente (4, 8, 15, 16, 23, 42), un submarino, un pie de
piedra enorme con sólo cuatro dedos?, ¿qué significa todo esto? Investíguelo e
intente descubrirlo. Quizá nunca encuentre respuestas a los misterios y, si las
encuentra, puede que éstas no tengan el más mínimo sentido, pero se lo habrá
pasado estupendamente por el camino. Lo mejor: Todas las lesiones y
enfermedades contraídas fuera de la isla se curan al llegar a ella. Lo peor: El
humo negro. No olvide llevar: Una tienda de campaña, un saco de dormir, una
cantimplora, un Labrador Retriever y una escopeta para osos.
Rapture y Columbia
Aproveche esta oportunidad de oro y adquiera un
paquete para visitar las hermosas Rapture y Columbia, dos ciudades utópicas
construidas por la mano del hombre con el objetivo de crear nuevas sociedades
más perfectas que las existentes. Rapture constituye una maravilla
arquitectónica situada en las profundidades del Océano Atlántico. Fue ideada a
principios de los años 60 por el magnate Andrew Ryan, que buscaba
crear una estructura social libre de las opresiones políticas y económicas
generadas por el comunismo y el capitalismo. Así nació esta ciudad, levantada
por el hombre para el hombre y sustentada por la idea de individualismo. Esta
gran urbe submarina, que ofrece bellas vistas de las profundidades desde todas
sus estancias y túneles acristalados, cuenta entre sus zonas de interés con un
distrito de pesca, un mercado para la clase alta, un barrio de lujo y un área
de ocio conocida como Fort Frolic. Por su parte, Columbia es una deslumbrante
ciudad, de finales del siglo XIX, formada por edificios y estructuras que
flotan en el cielo de forma independiente pero que pueden unirse mediante
puentes y raíles. Su fundador y gobernante, el padre Comstock, se alzó como
profeta y líder de esta gran ciudad para convertirla en la representación de lo
que él considera que son los ideales americanos. Lo mejor: El parque botánico
artificial de Rapture (Arcadia) y los paseos por raíles en Columbia. Lo peor:
Las letales criaturas de Rapture conocidas como Big Daddies y el racismo y la
xenofobia de las gentes de las nubes. No olvide llevar: Plásmidos y
vigorizadores, sustancias que dotan a su consumidor de capacidades sobrenaturales.
Lilliput y más allá
En el siglo XVIII, el cirujano y después capitán
de barcos Lemuel Gulliver escribió un texto titulado Viajes a varias remotas
Naciones del Mundo, donde narraba sus travesías por algunos de los enclaves más
fascinantes jamás conocidos por el hombre. Desde aquí le animamos a tomar ese
escrito entre manos y usarlo como guía de viajes. ¡No se arrepentirá! Su primer
destino, Lilliput, es un pequeño reino habitado por una raza de gente que tiene
un tamaño doce veces menor que el de un ser humano. Cuando sienta que esta
ciudad se le queda pequeña, diríjase a Brobdingnag, donde la criatura diminuta
será usted. Tenga mucha precaución, ya que no sólo los seres humanos son
gigantescos aquí sino también los animales y plantas. Cansado de las emociones
fuertes que suponen ser un coloso primero y una pulga después, puede relajarse
en la isla flotante conocida como Laputa, un reino dedicado a las artes de la
música y las matemáticas. También merece la pena hacer una visita a los magos
de Glubbdubdrib y a los habitantes inmortales —aunque no eternamente
jóvenes— de Luggnagg. Por último, no puede dejar de conocer el país de los
Houyhnhnms, caballos con una gran capacidad de raciocinio y un sentido de la
ética y la civilización mucho más avanzado que los humanos. Hable con ellos,
asimile sus costumbres, admire sus virtudes y, sobre todo, si no quiere pasar
un mal rato, procure que no le confundan con un Yahoo, seres humanos salvajes,
sucios y de comportamientos desagradables. Lo mejor: Poder charlar con
Sócrates, Julio César y otros personajes históricos en la isla
de Glubbdubdrib. Lo peor: Lo asquerosamente perfectos que son los
Houyhnhnms, te pueden hacer sentir vergüenza por pertenecer a la raza humana.
No olvide llevar: Una maleta con mucha ropa de su talla y un diario en el que
relatar todas sus experiencias.
. La luna de Endor
Algunos prefieren practicar deportes de invierno
en . Hoth, otros acuden a las carreras de vainas de Tatooine y hay quien
disfruta de la vida moderna de las urbes de Coruscant. Nosotros le proponemos
algo más natural y menos ajetreado para sus vacaciones, la luna de Endor.
Aunque el planeta Endor es un gigante gaseoso y, por lo tanto, no habitable, su
satélite es una preciosa luna formada por llanuras, bosques y pantanos y muy
rica en fauna y flora. Si el paisaje no le parece suficiente motivo como para
subirse a su nave espacial y volar hasta esta luna, le recordamos que allí
podrá conocer a los ewoks, unos amigables y pacíficos seres de corta estatura
(los más altos miden unos 1,20 metros) y gran disposición a bromear y pasarlo
bien. Estas criaturas, que se organizan en tribus, habitan en unas
construcciones dignas de admirar: viviendas fabricadas con ramas atadas por
lianas y ubicadas en la parte alta de los grandes árboles de Endor. Estas
casas, unidas por puentes y plataformas de madera, conforman pueblos enteros situados
en las alturas. No olvide hacer noche en una de esas aldeas para deleitarse con
el espectáculo que ofrecen las antorchas cuando se oculta el sol. Lo mejor: Los
fiestones que montan los Ewoks. Lo peor: Esa extraña y gigantesca estrella
metálica que el Imperio está construyendo en las proximidades. No olvide
llevar: Su motojet.
El castillo de Drácula
Todos aquellos que disfrutan con las historias
de miedo en las noches de acampada, las casas del terror de los parques de
atracciones y las visitas a casas rurales especializadas en sustos nocturnos,
no pueden faltar a su cita en los Montes
Cárpatos de Transilvania (actual Rumanía). Allí se encuentra el
castillo del conocido conde Drácula, un aristócrata que aspira a vivir en
alguna zona más poblada del mundo, como Londres, y que no tiene demasiada buena
fama. Dicen de él que es frío y excéntrico, que nunca sale a la calle de día y
que bebe sangre humana. Vampiro le llaman muchos. El castillo es una
fortificación decadente y descuidada del siglo XII construida sobre un
promontorio y rodeada de un paisaje invernal y solitario que a menudo está
cubierto por una densa niebla. Puente levadizo, foso, catacumbas, estancias
vacías y ni un solo espejo le esperan en este morboso destino turístico no apto
para embarazadas ni personas con problemas del corazón. No se amilane, el miedo
también puede ser divertido. Lo mejor: Las habitaciones del castillo son
espaciosas. Lo peor: Los ataúdes no dan muy buen rollo. No olvide llevar: Ajo,
una estaca y un martillo, un espejo, un látigo y un crucifijo.
FUENTE 20minutos
Que interesante ¡¡¡¡ Seguid así, buen trabajo ¡¡¡
ResponderEliminarMe quedo con la isla de Perdidos, sin duda....